Cuán suave aquel tiempo de placer!
Temblad mortales! Yo soy muy fuerte
Cuando consigo con mi descaro,
¡En un bostezo quebrar la fuerza!
Paul Valéry
La vieja pelaba una naranja y yo me sacaba lentamente la camiseta.
La vieja pelaba una naranja después de haber echado seguro a la puerta.
La vieja pelaba una naranja, mientras el sol se colaba por las persianas maltrechas y yo luchaba por zafarme los broches.
La vieja pelaba una naranja, mientras yo me detuve indeciso, con mi ropa a mis pies y siguiendo con la mirada las volutas de polvo reveladas por la luz intrusa. Y también contemplaba a la vieja, sudorosa y cansada.
Entonces me marché.
Aquel crucifijo en la pared: la disminución divina de todo el fuego del Seductor!
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