viernes, 27 de agosto de 2010

1755

Durante el temblor la gente, espantada y asombrada, salió a la calle. La ciudad se llenó de crujidos y murmullos. Una hoja de papel es arrugada. Nadie (aunque mi persona confirmara la regla) vio que entre dos nubes oscuras, se abría una pequeña grieta en el cielo.

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