domingo, 29 de agosto de 2010

SOBRETODO

"El infeliz anciano a nuestros males un remedio hallará." Odisea, IV.

El zapatero es canoso, ojos brillantes y le gusta sonreír. Su familia dice siempre que tiene un alma buena, poco dada a la ironía y la burla cruel. Gusta de las prendas cafés a cuadros con bolsillos grandes para guardar sus cosas. Todos los domingos lo visitan y le llevan caramelos masticables. Su nieto es un chico de diez años y siempre que lo ve corre hacia él y le pide, radiante, que lo cargue en su silla de ruedas. El viejo lo alza, cierra los ojos y suspira profundamente. Miren cómo quiere a ese guámbito. El niño no entiende. Nadie entiende. La sutileza la otorga el tiempo. Un día a la semana es una total mezquindad. Todos ellos ignorantes de la sabiduría y lo oculto. Eso que espera a la vera de su camino.

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