- No se engañe usted, que algo de lo que me siento capaz es hablar basura cuando cae el sol.
- Pero aún son las 4 y 10.
- Peor aún. En estas ocasiones sólo podré cantar cuitas melancólicas, metálicas y chirriantes.
- ¿Y mañana a las 20?
- Lamentablemente dos horas antes paseando en la alameda arrojaré mi cuaderno de apuntes al Sanjuán, para luego arrepentirme.
- ¡Cuánto lo siento! Quisiera usted…
- Agradezco de corazón. Prefiero los lirios.
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